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El año de Paraguay

  • Foto del escritor: R Itape
    R Itape
  • 31 dic 2016
  • 3 Min. de lectura

El 2016 se cierra con una serie de situaciones políticas que alteraron las posibilidades de terminar un año mucho más tranquilo, para coronar el hecho que Paraguay pudo ubicarse en un importante sitial en lo que respecta el manejo de la cosa pública, la transparencia y el reconocimiento internacional.


La incidentada confirmación del presupuesto que regirá para el 2017 (el del 2016 ante la aceptación del veto del Ejecutivo en el Congreso) debido a una irracional postura de la disidencia colorada y parte de la oposición, puso de nuevo a prueba la responsabilidad política. Evidentemente, algunos sectores están empeñados en hacer prevalecer sus intereses antes que los de la gente. El afán de destrucción antes que de la sana construcción está impregnado en cada desmedida acción de parlamentarios que buscan de manera permanente la crispación, pero luego se muestran abiertos al diálogo.


Esto fue lo que ocurrió con el presupuesto. Primero se boicoteó de una manera irresponsable y luego se mostró, para el público, una postura dialoguista, cuando prácticamente era inevitable un veto para salvar la errónea decisión del Senado de cortar fondos indispensables en algunas áreas y aumentar otros rubros. Con el veto del Ejecutivo, aprobado por Diputados, se puso un freno a la intención desestabilizadora de un sector del Senado y en los primeros meses del próximo año, cuando se reinicien las largas vacaciones parlamentarias, la discusión volverá sobre ampliaciones y ajustes que necesariamente se deberán realizar para recomponer el presupuesto vigente.


Pero al margen de la conflictiva relación del Senado con el Ejecutivo, se debe rescatar el buen año que cierra el país en varios aspectos. No podemos quedarnos en el sentido pesimista y limitarnos a pensar que los conflictos políticos representan lo que sucede en Paraguay. Hay que señalar que el año se cierra de una manera muy buena en materia económica y la reinserción del país en el contexto internacional.

Sobre el aspecto económico se debe decir que fueron organizaciones internacionales, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quienes ponderaron el trabajo que realizó el país en medio de una de las peores crisis económicas y financieras de la región. Este no es un dato menor, ya que la economía paraguaya se encuentra bastante firme, como pocas veces se ha logrado.


Al hablar de la reinserción en el mundo, hay que destacar primero que Paraguay fue protagonista político a nivel regional, con la postura firme ante la grave crisis política y humanitaria en Venezuela y la situación del Mercado Común del Sur (Mercosur). Igualmente, cabe apuntar que el país es reconocido internacionalmente como punto de inversión, así durante el año se ha concretado la inversión de muchas empresas internacionales, especialmente en lo que respecta a la maquila.


La buena imagen país, le valió a Paraguay la posibilidad de solicitar su ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que agrupa a 35 países miembros y su misión es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo. Paraguay comenzará el 2017 como integrante de la importante entidad mundial.


Sobre el plano local se destacan los programas de ayuda social como el de “Sembrando Oportunidades”, “Tekoporâ” y otros, así como el de viviendas impulsadas por la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat (Senavitat) y, además, se registraron altos grados de inversión en las áreas de salud y educación. A esto se sumó la ejecución de obras de infraestructura tanto en el ámbito público como privado, lo que permitió la generación de miles de puestos de trabajo.


Si bien queda mucho por hacer ante tanta necesidad heredada de gobiernos anteriores, no puede desconocerse que el sector público y privado han puesto mucho empeño para lograr mejores condiciones de vida para todos los paraguayos. La situación de las tierras públicas en Paraguay también está siendo tomada en serio y se han concretado durante el año muchísimas recuperaciones de terrenos fiscales, aunque persisten conflictos en determinadas zonas que, generalmente, son creados no por el campesinado, sino por referentes políticos que a costa de la gente desean sacar réditos políticos.


Queda mucho por hacer. Este 2016 fue un tiempo de mucha turbulencia política, pero también de acción y de grandes logros. Desde este espacio queremos resaltar más los logros que los problemas.

El 2017 no puede sorprender a las autoridades del país el afán destructivo de algunos sectores y deben empeñarse en seguir trabajando para lograr mejores condiciones para cada uno de los paraguayos. Ojalá que la clase política comprenda que la gente ya no desea peleas, sino más bien que sus representantes realmente se interesen por los problemas ciudadanos.


Desde La Nación, hoy alzamos nuestra copa para brindar con las familias paraguayas por todos los logros alcanzados y para desearles un próspero y feliz 2017.


Fuente: www.lanacion.com.py/


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