Rehén, saqueado e inútil
- R Itape
- 29 ene 2017
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El Estado paraguayo padece el mismo calvario que debían soportar las colonias españolas de los siglos XVI al XVIII.
El Estado paraguayo padece el mismo calvario que debían soportar las colonias españolas de los siglos XVI al XVIII. Hablamos de las permanentes incursiones de los denominados “corsarios” quienes, bajo la bandera inglesa y con protección real, entraban a saco en los puertos del entonces Nuevo Mundo a cuya indefensa población mantenía de rehenes por días o semanas hasta despojarla de cuanto tuviera de valor. De allí nace la expresión “robar para la corona”, método “financiero” inaugurado durante el reinado de Isabel primera y conservado y perfeccionado con absoluta dedicación por sus sucesores.
En nuestra edición de ayer mostramos, con descarnada crudeza, un sistema de despojo de las arcas públicas que se parece mucho a aquellas prácticas filibusteras sobre las que se fundó, en gran medida, la prosperidad de uno de los imperios más poderosos y duraderos de la historia. ¿Por qué lo de rehén? La Academia nos lo pone en claro: “Persona retenida por alguien como garantía para obligar a un tercero a cumplir determinadas condiciones”. En nuestros días, el rehén es el Estado paraguayo, capturado por una claque de políticos sin moral, sindicalistas inescrupulosos y funcionarios hambrientos, todos dispuestos a sacar alguna tajada suculenta. El funcionario se lleva lo suficiente para alimentar su vida rumbosa –de la que hace frecuente e impúdica exhibición-, el sindicalista su alícuota de poder y el político, fondos e influencia para perpetuarse como saprófito del Tesoro. El resultado es otra lindeza que, con ayuda una vez más de la RAE, describiremos: Saquear, que significa “apoderarse de todo o la mayor parte de aquello que hay o se guarda en algún sitio”. En la antigüedad y hasta no hace mucho, la soldadesca y la chusma que la seguía en interminables guerras y escaramuzas, “entraba a saco” en ciudades y pueblos arrasando con todo y condenando al hambre y a la miseria a comunidades enteras.
¿Es o no algo parecido lo que hoy debemos soportar de manos de un funcionariado enviciado con premios y bonos tan inmerecidos como pornográficos? Conceptos tales como presentismo, anuenio, gratificación por función, adicional regional, “asignación familiar a cargo” (¿?) y otras barbaries presupuestarias por el estilo infectan la función pública paraguaya en abierta burla al ciudadano que trabaja en serio y que debe desangrar su presupuesto pagando impuestos para mantener este parasitismo infinito adherido a las paredes y los sótanos del Estado. Y todo esto bajo la inerte mirada de la Secretaría de la Función Pública, que asiste impávida a esta captura y sangrado de los fondos públicos. A riesgo de caer en el reduccionismo, digamos esto: mientras un funcionariado rechoncho y envilecido engorda en sus oficinas con aire acondicionado, mirando TV por cable, almorzando gratis y pagando la mitad de la luz y el agua, miles de paraguayos deambulan por hospitales sin médicos ni remedios y mandando a sus hijos a escuelas que se les pueden caer encima sin aviso.
Rehén, saqueado, inútil y muy cerca de convertirse en un Estado fallido.
Fuente: www.5dias.com.py/