top of page

El otro lado de la moneda

  • Editorial - Diario abc color
  • 28 feb 2017
  • 4 Min. de lectura

El último 15 de febrero, una mujer de Puerto Pinasco dio a luz a un par de gemelos en una deslizadora, mientras era trasladada a Concepción, porque la Unidad de Salud Familiar de su lugar de residencia carece de equipamiento necesario para una cesárea. Este es el pobre Paraguay, saqueado desde hace largas décadas por unos gobernantes ineptos y ladrones, es decir, un país en el que el calamitoso estado de la sanidad obliga muchas veces a parturientas de las zonas fronterizas a pasar al Brasil o a la Argentina, o a las del Chaco a surcar durante horas el río Paraguay para ser atendidas en una capital departamental, o trasladarse en avión hasta Asunción para salvar su vida. Así sobreviven en el interior muchos compatriotas ante la indiferencia de los presidentes, ministros, legisladores, gobernadores, intendentes, concejales y otros altos funcionarios. Los presidentes de seccionales y los candidatos a serlo se acuerdan de sus compueblanos solo en épocas de elecciones, y les llevan víveres y algunos medicamentos, pero luego, “si te he visto no me acuerdo”. Mientras tanto, los mandamases, sus familiares cercanos y sus paniaguados tienen mucho dinero y pueden hacerse atender en sanatorios privados caros.

El último 15 de febrero, asistida por el obstetra que la acompañaba y al cabo de tres horas de viaje, una mujer dio a luz a un par de gemelos en una deslizadora. Se dirigía con su marido a Concepción, donde iba a ser internada en el Hospital Regional, pues la Unidad de Salud Familiar de Puerto Pinasco, localidad de siete mil habitantes en la que reside, carece del equipamiento necesario para realizar operaciones de cesárea. Con tal motivo, el ministro de Salud Pública y Bienestar Social, Antonio Barrios, anunció que el médico Daniel Gómez –quien personalmente operó el motor de la lancha– será reconocido por su “comportamiento heroico” y que “se le ha puesto una mirada al Chaco”, aunque no pudo precisar la fecha en que la citada Unidad de Salud contará con una lancha-ambulancia, acaso porque su ministerio, que arrastra una deuda de 90 millones de dólares, tiene “muchos problemas presupuestarios”.


Este es el pobre Paraguay, saqueado desde hace largas décadas por unos gobernantes ineptos y ladrones, es decir, un país en el que el calamitoso estado de la sanidad obliga muchas veces a las parturientas de las zonas fronterizas a pasar al Brasil o la Argentina, o a las del Chaco a surcar durante horas el río Paraguay para ser atendidas en una capital departamental, o trasladarse en avión hasta Asunción para salvar su vida.


Quienes cada día hacen gala de un “comportamiento heroico” son, por supuesto, los médicos y las enfermeras que carecen de insumos, de medicamentos o de instrumental quirúrgico suficiente, pero también aquellos compatriotas, como los de la Región Occidental, que se aferran al terruño, sabiendo que están expuestos a sucumbir, tanto a causa de una enfermedad como de un alumbramiento.


Así sobreviven en el interior muchos compatriotas ante la indiferencia de los presidentes, ministros, legisladores, gobernadores, intendentes, concejales y otros altos funcionarios. Los presidentes de seccionales y los candidatos a serlo se acuerdan de sus compueblanos solo en épocas de elecciones, y les llevan víveres y algunos medicamentos, pero luego, “si te he visto no me acuerdo”. ¿Para qué? Resulta que estos mandamases, sus familiares cercanos y sus paniaguados tienen mucho dinero y pueden hacerse atender en sanatorios privados caros, gracias a sus sueldos, a sus dietas y a la corrupción en la que suelen estar inmersos, por lo que la salud pública les importa un bledo. Se dan la gran vida a costa de los contribuyentes y de los servicios públicos: viajan por el mundo en misiones oficiales y se desplazan en lujosos vehículos 4x4 movidos con combustible del Estado, sin privarse de secretarias privadas bien rentadas. Residen en un mundo idílico muy distinto al de la generalidad de sus conciudadanos.


En este mismo contexto, los datos macroeconómicos podrían ser muy buenos, pero no inciden en nada en el mundo habitado por esa madre de Puerto Pinasco, no porque esos datos sean irrelevantes, sino por la mala calidad del gasto público, que prioriza a una abundante clientela política parásita empotrada en el Presupuesto nacional, en vez de atender las verdaderas necesidades de la población.

Vale la pena preguntar, ¿para qué se crearon, por ejemplo, las Gobernaciones, si no van a atender las necesidades de sus respectivas jurisdicciones? ¿Dónde está el fruto de la descentralización del país si una parturienta del Chaco debe ser traída a Concepción para dar a luz? ¿No les preocupan estos detalles a los gobernadores de Boquerón, Presidente Hayes y del Alto Paraguay? ¿No tienen vergüenza ante esta clase de situaciones que con frecuencia se presentan en sus jurisdicciones? Se ignora, por ejemplo, que el gobernador hayense Antonio Saldívar (Alianza Pasión Chaqueña) y el intendente pinasqueño Pedro Ramón Recalde (ANR) hayan urgido alguna vez al ministerio del ramo y al Congreso para que la Unidad de Salud Familiar sea equipada como corresponde. Sería ilusorio también confiar en que los diputados por Presidente Hayes, Fernando Nicora (PLRA) –que habita en una lujosa mansión en Lambaré y no sabemos qué tiene que ver con el Chaco– y Óscar Núñez (ANR), se inquieten por la salud de los pobladores de ese departamento, sobre todo considerando que hoy tienen más que nunca otras prioridades, como la reelección inconstitucional para seguir contando con impunidad en sendos procesos penales.


Tenemos así un Paraguay de dos caras como una moneda: una muestra los dramas sanitarios, educativos y de infraestructura que sufren los pobladores de amplias zonas lejanas del país, y la otra, la opulencia que exhibe la llamada clase dirigente en Asunción y en las capitales departamentales, que muestra una ciega insensibilidad, y ejerce el poder solo para disfrutar de él y llenarse las faltriqueras.

En demasiadas regiones del país como en el Chaco, los servicios públicos brillan por su ausencia. Estas desdichas continuarán mientras los pobladores no se decidan a organizarse para expulsar de sus cargos, mediante sus votos, a los funcionarios insensibles, inútiles y corruptos, impuestos por los capitostes de los partidos políticos y que merced a las listas sábana les hacen elegir como sus “representantes”.


Fuente: www.abc.com.py/


Entradas destacadas
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square

© Jotagonqui - 2016

bottom of page