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Responsables de cualquier deterioro

  • Foto del escritor: R Itape
    R Itape
  • 28 mar 2017
  • 2 Min. de lectura


En estos días se están cosechando las consecuencias del comportamiento político amateur (para ser suaves) que muestran tanto el Poder Ejecutivo como el Legislativo en el tratamiento de asuntos de la máxima seriedad. Desde este espacio editorial hemos advertido en forma reiterada que todo encaprichamiento en la relación de poderes tiene efectos adversos inmediatos y profundos en el posicionamiento del Paraguay en los escenarios internacionales como destino de inversiones. La semana pasada, la pública controversia entre el Ministerio de Hacienda y algunos legisladores sobre la validez de la última edición de los bonos soberanos por un monto de US$ 500 millones, ha hecho saltar los fusibles y un tema que debiera –como muchos otros- ser protegido contra toda turbulencia política entró en un picado de mutuas acusaciones. En este espacio no hablamos de comportamiento irresponsable tanto por parte del Poder Ejecutivo como del Legislativo, porque ambos son muy responsables de cualquier deterioro que pudieran sufrir estos títulos de deuda y debieran asumir el costo derivado del hecho de que uno de los principales operadores financieros, el Bank of América, se haya retirado de la puja quedando sólo el Citi respaldando las operaciones. El Bofa abandonó la escena alegando que los papeles emitidos no cuentan con respaldo del Congreso, de acuerdo a la versión extraoficial. Con el palacio de Hacienda minimizando el hecho y un puñado de legisladores maximizando sus alcances, tenemos una receta que es una invitación al desastre. Con los termómetros financieros no se juega. Y los bonos figuran entre los más importantes. Desde luego que desde el momento en que sean puestos en subasta, estos papeles emitidos por el Estado paraguayo van a tener compradores, aunque es un factor a despejar si las tasas ventajosas que se obtuvieron desde la primera serie emitida en 2013 se mantienen o si el país tendrá que cargar con otras más altas. Las riñas de recreo infantil que impregnan la política criolla no le marcan la agenda a los operadores financieros internacionales, pero causan humaredas que hacen más trabajoso un diagnóstico de corto o mediano alcance. Los indicadores macroeconómicos del Paraguay siguen tan firmes como siempre, ratificando la ubicación que las principales calificadoras de riesgos otorgan al país. Pero las desprolijidades y el amateurismo político terminan por pasar fatalmente su factura y con costo creciente. Es evidente que la camada actual de políticos que gobierna el país no va a aprender a dibujar zonas comunes de no beligerancia. Y en esto no debe haber equivocación. No beligerancia no significa ausencia de debate y de análisis riguroso de los distintos componentes de la economía y la política. Con ello estamos diciendo que un tema tan delicado como el de los bonos soberanos debe tratarse con seriedad y dedicación profesional, sin pirotecnia barata y con argumentos de peso. Porque así se lo trata en los centros financieros mundiales.


Fuente: www.5dias.com.py/


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