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Necesitamos recuperar el patriotismo

  • Por Héctor Sosa Gennaro
  • 3 abr 2017
  • 3 Min. de lectura


El patriotismo es un concepto de trascendental importancia para el progreso en un país, en todos los sentidos, puesto que afecta al “ser mismo” de la persona y, en consecuencia, en su actuar en los distintos ámbitos en que se desarrolla. En efecto, el patriotismo en su concepto es el sentimiento que tiene un ser humano por la tierra natal o adoptiva, por la que siente un arraigo que lo liga a determinados valores; afectos; cultura e historia. Y que le produce orgullo el hecho de pertenecer a ese grupo, pueblo o nación.


Ya en las antiguas tribus existían ritos o requisitos muy estrictos para que una persona ingrese a una determinada colectividad o clan, y se fundaban justamente en el interés o amor que la persona tenía hacia ese grupo, para cumplir con requisitos hasta a veces sanguinarios a fin ingresar y formar parte de los mismos.


La principal consecuencia que genera esta postura es el sentido de pertenencia. Y eso hace que el integrante de ese grupo respete y se ajuste a las costumbres, cultura y principios que rigen a esa colectividad y los defienda con el mayor esfuerzo.


Para que se genere el sentimiento patriótico es necesario que una nación transcurra por un proceso histórico que genere orgullo y, en consecuencia, necesidad de pertenencia. En nuestro país, dichos requisitos están cumplidos sobremanera con la rica y prolífica historia que nos antecede. Desde su independencia, nuestra tierra se ha caracterizado por contar con hombres probos y honestos que han dado todo de sí para cumplir con los sueños de un pueblo de grandeza. Hemos tenido dos guerras, sobre todo la primera de ellas que ha diezmado la población para luego erigirse en una nación pujante y próspera renaciendo de sus cenizas. Pero lo que siempre ha quedado en pie fue la heroicidad de nuestros soldados y la valentía de sus dirigentes, al punto de que tenemos héroes para nombrar con ellos a cada calle de todo el territorio nacional.


Ahora bien, este “sentimiento patriótico” debe ser promovido y desarrollado por los líderes de partidos políticos y de la sociedad civil, que “con su ejemplo de vida“ deben inspirar y transmitir la importancia del valor de dichos principios para el fortalecimiento de la nación. Para un soldado su máxima demostración de valor es la entrega de su vida en el campo de batalla, en tiempos de paz, dicho sentimiento se expresa por ejemplo por el amor a la bandera y el respeto a los símbolos nacionales.


Por tomar el modelo de un país que constantemente demuestra su patriotismo a través del actuar de sus autoridades o en la defensa irrestricta de sus costumbres y sus derechos, podemos citar a los Estados Unidos de América, que diariamente en las escuelas hacen recitar a los niños el “Juramento de lealtad a su bandera”, costumbre que desarrolla en los chicos un sentimiento de pertenencia que, más tarde en su mayoría de edad, se refleja en sus actos.


En nuestro país es notoria la decadencia que existe de este sentimiento, que se refleja en la pasiva actitud de los ciudadanos ante hechos que son imposibles que pasen desapercibidos, desde los más sencillos, al recordar, hace varios años, cuando se izaba la bandera en el Panteón de los Héroes, en que todos los transeúntes se quedaban parados, por respeto al pabellón nacional. Hoy se observa la actitud insensible e indiferente hacia circunstancias que ocurren en la cotidianeidad, que van minando desde sus cimientos los más sagrados principios que fueran dejados por nuestros antepasados.


Es importante señalar que el patriotismo no es un sentimiento que se tiene guardado en el bolsillo, sino que es una forma de vida basada en el respeto a la Ley; a las costumbres y a la tradición de un pueblo. Definitivamente es el pasado de un pueblo el que sienta las bases para su futuro, pues no se puede dejar de lado las enseñanzas y los ejemplos de nuestros mayores. Debemos evitar caer en el “modernismo” de que todo lo anterior está mal y todo debe ser replanteado, justamente es esa la causa que tiene a los jóvenes sin norte, y supeditados a cualquier corriente que los atraiga por “su buena onda”, perdiendo así la identidad de su pueblo.

Vemos así que el patriota es aquel que antepone su convicción cívica a cualquier otro privilegio inmediato. Esto exige por supuesto sacrificio y renuncia a beneficios y regalías, que es la prueba final del hombre para cumplir con este fin. El patriotismo implica vivir ese valor con gratitud, civilidad, creatividad y esfuerzo.


Finalmente, creo oportuno citar las palabras de un gran líder y político, John F. Kennedy… “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tú país”.


Fuente: www.5dias.com.py/


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