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Caro y polémico

  • Foto del escritor: R Itape
    R Itape
  • 29 jul 2017
  • 6 Min. de lectura

La habilitación para la venta de aceite cannábico en nuestro país, bajo estrictas especificaciones, abrió aún más la brecha y el debate sobre la legalización, comercialización masiva y acceso real.

Desde el 6 de julio de este año se vende aceite de cannabis en las farmacias. / ABC Color

“El cannabis y sus derivados de uso medicinal estaban permitidos bajo la figura de uso compasivo desde julio del 2016. A instancias del grupo de padres de la organización CAMEDPAR (Cannabis Medicinal del Paraguay), se aprobó la importación de los derivados industrializados”, explica el Dr. Miguel Velázquez, asesor de gabinete en el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSP y BS).


“La producción nacional, para uso medicinal, nunca estuvo prohibida, aunque sí reglamentada, obedeciendo a que los efectos continúan investigándose, pero sus propiedades en patologías como la epilepsia refractaria, el dolor crónico asociado al cáncer, esclerosis múltiple y fibromialgia ya tienen estudios realizados e indexados a la literatura médica, a más de otros prospectivos en curso”, profundiza.


Los pasos para que un laboratorio comercialice el producto son específicos: “Debe inscribirse en la Dinavisa (Dirección Nacional de Vigilancia Sanitaria), dependiente del MSPBS, y reunir los requisitos que esta posee, para importar o producir derivados medicinales”, indica el profesional.


Por el momento, el único laboratorio autorizado para la venta es Lasca: “Seguimos los mismos pasos que cualquier medicamento comercializado en Paraguay; autorización de importación, controles analíticos, controles de calidad y obtención del registro sanitario”, refiere Luis Ávila, gerente de Marketing de la compañía.


“No existe una legislación específica sobre este producto, pero el aceite se está vendiendo y usando de modo compasivo, tal y como lo denomina el Ministerio de Salud”, indica el Dr. en química, César Arce, director general de Cooperación Nacional e Internacional, en la Senad(Secretaría Nacional Antidrogas).


“La variedad de cannabis que se usa para elaborarlo no tiene componentes psicoactivos, por lo tanto no está clasificada en el marco de la ley de drogas, entonces no necesita un permiso de la Senad o algún otro ente, ya que no altera el sistema nervioso central, como sí lo hace el tipo que existe en nuestro país”, acota.


THC VS. CBD


El medicamento importado se fabrica con una variedad de cannabis sativa: “Le llaman cáñamo industrial y se usa hace más de 5.000 años. Su flor produce este aceite que se llama CBD (Cannabidiol), con propiedades antiinflamatorias”, expone.


Según informes satelitales argentinos y brasileros, mencionados por el especialista, en nuestro país existen más de 8.000 hectáreas de plantaciones, donde crece un tipo diferente de la misma especie de marihuana: “Tienen la misma estructura, pero una de ellas no sintetiza THC (Tetrahidrocannabinol), que es la sustancia psicoactiva. La que emplean para el aceite sintetiza CVD o CBD, tratando, por ejemplo, la epilepsia refractaria”, explica el químico.


“La variedad que tenemos en Paraguay tiene poco CBD. La relación es de 100 a 1, es decir, 001% de CBD y 5 a 6% de THC”, agrega.


El científico admite la existencia de estudios internacionales, alegando que el uso de THC, tiene resultados auspiciosos en animales, pero hasta ahora no hay pruebas concluyentes en humanos, ya que el protocolo de la OMS (Organización Mundial de la Salud) es muy estricto.


“Si bien hay personas utilizando marihuana con altos porcentajes de THC, para esclerosis múltiple o lateral amiotrófica y también para dolores neurálgicos severos, atribuyendo una mejor calidad de vida, los estudios son preclínicos, probados en pacientes terminales”, refiere al respecto.


“En Paraguay no hay registros de esa aplicación. Indudablemente hay gente que lo hace. La Senad no está cerrada a la idea, pero con las normas que rigen el Código Sanitario y la Ley de Drogas”, observa Arce.


CORTO, MEDIANO Y LARGO PLAZO


“Como primera medida, se consiguió que Lasca importe el medicamento”, dice el representante de la Senad. “Importamos el aceite de los EE.UU. La empresa fabricante es HEMP-Meds. El costo en el único punto de venta (la farmacia Catedral ubicada sobre Palma e Ind. Nacional), es G. 1.800.000, para el RSHO-GOLD, y G. 1.314.000, para el RSH-BLUE, mismo precio que los pacientes pagan en ese país. Trajimos una cantidad para que accedan con facilidad, evitándoles los trámites aduaneros y de autorización”, asegura Ávila.


“El producto está bajo el régimen de fármaco-vigilancia intensiva, lo que significa que el Ministerio de Salud y la Senad verifican la cantidad de importación. El MSP observa a los médicos que lo prescriben, a la farmacia que lo vende, presentando una receta especial cuadruplicada y así, seguir la evolución del paciente”, explica.


“El plan a mediano plazo es traer la droga sintética de CBD, probablemente de EE.UU. y/o Alemania y preparar el insumo aquí, pero aun así, sería bastante caro e inalcanzable para muchos padres”, acota Arce.


“La producción local requiere, por normas de la OMS, la utilización de materia prima pura, entre 98 y 100% del activo farmacológico. Son cristales extraídos de la planta a partir de los cuales se elaboran los medicamentos. Los estudios para su aprobación y venta duran aproximadamente seis meses”, añade Ávila.


En relación al costo que podría tener este fármaco elaborado aquí refiere: “Los cristales son solo uno de los componentes del proceso industrial. No reflejan el precio final. Eso está demarcado por los insumos, estudios analíticos, elaboración, controles de calidad, mano de obra, etc., recién en esa instancia sabremos su valor comercial”.


La acción a largo plazo, es el cultivo de la variedad adecuada de cannabis en nuestro país. “Se pueden plantar semillas, con alto contenido en CBD y bajo en THC, para uso medicinal. Lo ideal sería, poder ser centro de producción y exportación de cannabis medicinal, acorde a los estándares internacionales”, analiza Velázquez.


LEGISLACIÓN, EN ESTUDIO


“Existe un dictamen de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados, que habilita el autocultivo con fines medicinales de la cannabis sativa”, refiere el diputado Víctor Ríos.

“Hay muchos prejuicios alrededor de esto y también sobrevuela la cuestión del narcotráfico, principal interesado en la no despenalización del uso de la marihuana. Si eso ocurre, todo el circuito de comercialización ilegal caería y dejaría de ser un buen negocio, haciendo lo imposible para no avanzar en una legislación de esta naturaleza”, enfatiza el legislador.


“Lo que planteamos desde la comisión es mínimo: proponemos habilitar el autocultivo con fines medicinales, sobre todo partiendo de pedidos de organizaciones como Mamá Cultiva, por ejemplo”, sostiene el congresista.


“Muchas madres dicen categóricamente que tratan a sus hijos con el aceite de cannabis, reconociendo que cometen un delito, ya que consiguen la materia prima del mercado negro, por lo cual están permanentemente bajo el peligro de ser sancionadas, conforme a la Ley 1.340, pero también dicen claramente que prefieren ir a la cárcel que ver sufrir a sus hijos”, remarca.


En ese sentido, el Dr. Arce expresa: “Hay un error con respecto a conseguir y hacer por cuenta propia el aceite. Entiendo el dolor de las familias, pero si cada uno fabrica su propio medicamento, esto sería un caos. En la Senad proponemos que el Estado debe hacerse cargo, por medio de algún ente regulador, que traiga el cáñamo específico para cultivarlo y producir el aceite a menor costo, estableciendo un programa de salud, distribuyéndolo gratis a quien lo necesite”.


“El Ministerio de Salud anunció que habilitaría la importación de este aceite, pero los precios son prohibitivos para mucha gente”, recalca Ríos. “Llegamos a ver mucha estafa en los casos de ventas irregulares, ya que de los diez frascos que nos enviaron para analizar, todos resultaron ser aceite para cocinar”, acota Arce.


“A la gente no se le niega el uso, sino que hay un proceso que se debe cumplir. Entiendo la desesperación de muchos padres y la imposibilidad de acceder al producto debido al costo, por ahora”, finaliza el representante.


MUCHO TRECHO POR RECORRER


De aprobarse la legislación, deberían incurrir nuevas reglamentaciones que promuevan, por sobre todo, el bienestar de las personas mediante compuestos derivados del cannabis.


Por el momento, queda aguardar y generar conciencia crítica en relación a los beneficios y perjuicios de esta emblemática planta, reconociendo que su tráfico, ilegal o no, mueve millones de guaraníes que podrían aprovecharse en nuevos mecanismos de salud integral.


"Liberar el cannabis para uso recreativo, en la Senad no lo admitimos. Eso implica que cualquiera, podría comprarla y utilizarla y no ser pasible de pena", afirma César Arce.


Fijándonos en la coyuntura regional, países como México y Uruguay, despenalizaron el consumo para fines lúdicos.


Sobre esto, el Dr. sostiene: “Los problemas que acarrearía, sería el control de venta a menores de edad, conductores bajo sus efectos y también que se cultive aquí para el mercado negro. El ejemplo de Uruguay no es válido como referencia, ya que el 70% de la población, es mayor de 70 años y no incide en los jóvenes. Suponiendo que toda la población la consuma, solo necesitaríamos 500 hectáreas; el resto se distribuiría clandestinamente. Para el Estado es imposible por ahora controlar eso. Es una cuestión de salud pública. La comparan con el alcohol o el tabaco y reconociendo el caos que ellos generan, los mecanismos de control, como el alcotest, en el caso de la marihuana, cuesta US$ 12 y no hay recursos para absorber eso”, menciona.


Fuente: www.abc.com.py/


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