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No se equivoque, Sr. Presidente

  • Foto del escritor: R Itape
    R Itape
  • 5 ago 2017
  • 3 Min. de lectura

Si no recuerda nuestro encabezado de tapa de ayer, le refrescamos la memoria. Decíamos: “Congreso pasa factura de los campesinos a contribuyentes”. Ponemos a un lado eso de “campesinos” ya que por economía de lenguaje y de espacio, era imprescindible usar esa palabra para ser claros en la información. Pero todos sabemos que quienes encabezaron la algarada extorsiva ante el Congreso son más bien profesionales del “campesinismo”, una subespecie que ha crecido y se ha desarrollado en democracia. Y si no, hágase llevar los antecedentes de los principales cabecillas de estos “movimientos” y comprobará la provecta edad “dirigencial” de algunos de ellos, que se dan la gran vida desde hace años lejos del surco o de la azada. Bien, el Congreso ya hizo lo suyo, es decir, arrugó frente a un montón de gente blandiendo garrotes y gritando consignas.


Aprobaron, no a tambor batiente sino con un pie dentro del auto, la ley que libera a los morosos de sus obligaciones y, además, con una cláusula que dice que “los beneficios de la presente ley –de condonación- no privará a los beneficiados de ser sujetos de nuevos créditos”. Nadie, entre los que firmaron este adefesio, sabe de dónde saldrá el dinero para cumplir con esta obligación, un “detalle” del que tendrán que ocuparse UD., Sr. Presidente, y su gabinete por meses enteros. Hasta aquí, el papel de los legisladores, conducta que no tienen como explicar y a la que ya nos tienen acostumbrados.

Lo que sí preocupa es lo que se viene. A estar por las declaraciones de su primer anillo partidario, UD. estaría decidido a promulgar esta verdadera afrenta a la razón “para evitar agravar la crispación social”. ¿Cómo va a hacerlo? Pues simplemente cargando al Tesoro Público un pasivo que no estaba previsto. Su Ministra de Hacienda, a partir de esa firma, tendrá que renunciar a sus horas de sueño en busca de esos 30, 40 o quien sabe cuántos millones de dólares que le caen encima como obligación no prevista.


Porque además, a la vergonzosa pieza legislativa que acaban de perpetrar, los legisladores agregan un detalle para nada menor: no hay lista de deudores, no se sabe quiénes son, dónde están, cuánto deben ni a quiénes. Despejar todas esas preguntas será la tarea central, a partir de la promulgación de la ley, de gran parte de su gabinete que tendrá que sustraer horas productivas a otras tareas importantes. Y por supuesto, bancarse a los colados que sin duda van a meterse en la lista de “beneficiarios”, como ocurre regularmente en estos casos. En año electoral, UD. puede muy bien imaginar lo que va a suceder.

Sr. Presidente. Seguramente sus asesores de marketing electoral le habrán aconsejado ser prudente con lo que vaya a hacer de aquí en más, sobre todo durante el tiempo que falta para la interna partidaria. Tal vez hayan sido ellos quienes le sugirieron eso de no profundizar la “crispación social” vetando el mamotreto que acaban de girarle del Congreso. Promulgándolo es posible que “quede bien” con los 15, 20, 30.000 –de nuevo, nadie sabe cuántos son- morosos que serían liberados por ley de sus obligaciones. Como el pago tiene que salir del Tesoro, quienes automáticamente asumen la deuda son los que lo alimentan, es decir, los que pagan impuestos. Según la Subsecretaría de Tributación, a julio de este año los contribuyentes registrados eran exactamente 749.440.


¿Va llevando la cuenta?. Lo ponemos en negro sobre blanco, para ser más claros. De este lado, 30.000 supuestos votantes, contentos de haberse desprendido de una obligación que no supieron, no pudieron o no quisieron honrar. Del otro, 750.000 ciudadanos que tendrán que cargar con el muerto. UD. haga la cuenta. Es empresario y conoce la relación entre riesgo y beneficio. Y no se equivoque, Sr. Presidente, porque sus errores los pagamos todos.


Fuente: www.5dias.com.py/


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