Censo que puede ser muy util
- R Itape
- 5 sept 2017
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El Ministerio de Agricultura y Ganadería ha informado que tiene listo el paquete necesario para realizar el año que viene un censo agropecuario, del cual podrán surgir datos que podrían ser de gran utilidad para saber cómo están las cosas en el campo y cuál es el ritmo de transformación demográfica del país. El último censo de este tipo lo realizó el MAG en 2008 con apoyo de la Unión Europea y cuyos resultados se conocieron en 2009. Se trata de un documento de gran valor que servirá para contrastar los resultados del que se realizará el año que viene, si no interviene la política de corto alcance para impedirlo.
Del censo de 2008 se ha hecho mucho uso especialmente con fines ideológicos. No han faltado los oportunistas que tomaron algunas cifras y sacándolas de contexto las convirtieron en panfletos desbordantes de términos como “concentración de la propiedad rural”, “sojización que expulsa a campesinos” y hallazgos semánticos por el estilo. Pero si el censo del año que viene se concreta dentro de los parámetros técnicos anunciados, podría convertirse en una base documental valiosa para diagnosticar algunas realidades que todavía no han sido puestas en una horma estadística. Se podría saber, por ejemplo, cuántas de las 3,8 millones de hectáreas entregadas en reforma agraria siguen en manos de sus adjudicatarios originales, qué porcentaje tiene algún tipo de cultivo regular así como la cantidad de fincas que son alquiladas para otros fines, por ejemplo, cultivos mecanizados o ganadería.
También se podrá tener una sintonía fina sobre la ocupación de los miembros de cada familia rural. En 2008, el 51% trabajaba sólo dentro de su parcela (agricultura o ganadería), el 31% dentro y fuera de ella, el 13% no tenía trabajo alguno y un 5% lo hacía fuera de la finca familiar. De la comparación de estos datos con los que surjan del censo del 2018 se podrá tener un diagnóstico muy preciso sobre la movilidad de la población rural, sobre todo, de la creciente franja de personas que van en busca de empleo rural no agrícola o a dedicarse enteramente al trabajo urbano. Esto se encuadra en la tendencia general de rápida urbanización del país, que en 1970 tenía, según datos de la Comisión Económica para la América Latina (Cepal), 2.350.000 habitantes, de los cuales 1.479.000 (el 63%) vivía en el campo, mientras que para 2020, el Paraguay estará poblado por 8.492.000 habitantes, de los cuales 5.632.000 vivirán en ciudades y 2.860.000 (el 33%) seguirán en el campo. Para 2025, este último porcentaje habrá caído al 31% porque mientras la población urbana habrá aumentado en unos 800.000 habitantes, la rural lo hará en menos de 100.000. La tendencia es irreversible y mundial, no solo paraguaya.
Cada año menos gente quiere vivir en el campo y emigra a los núcleos urbanos en busca de oportunidades. De manera que los gobiernos que vengan tendrán que hacerse cargo de esta realidad y no seguir empeñados en formular políticas que habrán sido útiles en el siglo pasado pero inservibles en el presente.
Fuente: www.5dias.com.py/